¿A qué nos referimos con Justicia Social y en qué se relaciona con la monomarentalidad?
La justicia social hace referencia a la necesidad de lograr un reparto equitativo de los bienes sociales, asegurando así la dignidad de todas las personas y la cohesión social. Para ello, se apoya en normativas y leyes que garanticen su práctica con el fin de acabar con la pobreza y la desigualdad y conseguir el pleno desarrollo de las personas.
Algunos ejemplos de justicia social son las medidas que promueven una igualdad de género, aquellas que rechazan el racismo y xenofobia y las que priorizan una vivienda digna para todas las personas, siendo un lugar habitable, seguro y accesible.
Fijándonos en lo anterior, encontramos que las familias monoparentales, están más expuestas a la brecha de género existente en la sociedad, ya que más del 80% de los hogares monoparentales están encabezados por una mujer, de ahí el término MONOMARENTAL.
Por otro lado, nuestro último estudio refleja el riesgo aumentado de exclusión y discriminación en la monomarentalidad migrada en la que a la vulnerabilidad dada por ser monomarental, se le añaden prejuicios racistas y xenófobos.
Además, el acceso a una vivienda digna es más difícil en situación de monomarentalidad, quedando muchas monomarentales en pisos o bien con falta de espacio, o conviviendo con otros familiares o con personas sin vinculación familiar.
La justicia social se encamina hacia la erradicación de la pobreza y el bienestar de todos los miembros de la sociedad. Desde la Red Estatal de Entidades de familias monoparentales, lo reivindicamos desde hace tiempo: nuestras familias están atravesadas por una tasa de pobreza y exclusión social alarmante – un 49.2%- según los resultados de la encuesta de condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística, duplicando este porcentaje al de familias biparentales.
Hablar de justicia social significa luchar contra cualquier forma de exclusión o de discriminación y, respecto de las familias monomarentales, esto es inseparable del conocimiento de los derechos de la infancia y adolescencia. Lo seguimos repitiendo: no son sólo nuestros derechos como madres sino también los de las niñas, niños y adolescentes que forman nuestras familias. Actualmente una criatura de familia monoparental disfruta de menor tiempo de cuidado en familia, debido a que no existe una duplicidad de permisos que posibiliten igual tiempo para cuidar que en las familias biparentales.
Los comportamientos, actitudes y estructuras tanto personales, institucionales o sociales, junto a las políticas que se implementan, pueden promover o negar la justicia social. La monoparentalidad debe ser reconocida a través de una ley de familias inclusiva y con perspectiva de género e infancia para reducir las desigualdades a las que se enfrenta nuestro modelo familiar introduciendo medidas correctoras y preventivas desde la equidad.
La justicia social supone dinámicas sociales de reconocimiento de la diferencia desplegando un potencial integrador y reparador de injusticias no materiales que refuerzan los lazos de la comunidad política, lo que no se visibiliza no existe y un enfoque de diversidad familiar y reconocimiento de la monomarentalidad, es necesario, a la hora de conseguir una justicia social, para un modelo familiar en crecimiento.