La violencia de género puede ser el origen de la monomarentalidad, pero además está encubierta en la falta de reconocimiento de diferentes situaciones que en la práctica implican criar en solitario y se generaliza a través de violencia institucional y social.
Para FAMS es importante que la definición de familia monoparental incluya aquellas situaciones de monomarentalidad no reconocida, o menos visibilizada, en la que pueden existir dos progenitores, tales como, aquella en la que la guarda y custodia es exclusiva de una persona progenitora que en la práctica asume las obligaciones parentales en solitario, aquella en la que hay una ausencia temporal forzada de una de las dos personas progenitoras (encarcelamiento, migración…) y aquella en la que la progenitora ha sido víctima de violencia de género por parte del progenitor extendida a situaciones de violencia económica. En este sentido, las mujeres víctimas de violencia de género tienen derecho a ser reconocidas como familias monoparentales en las 9 CCAA donde existe el carnet de familia monoparental.
FAMS alerta: se puede dar una relación de violencia machista hacia la mujer que está criando a las y los hijos tras separación y/o divorcio y esta situación es cada vez más común. Existen situaciones en las que las mujeres crían en solitario tras un proceso de separación y/o divorcio porque sus parejas incumplen el convenio regulador. En estas situaciones, se observan casos de violencia económica por parte de la ex pareja además de un maltrato psicológico y chantaje emocional a través de los contenciosos sobre la custodia de las y los hijos. Sin embargo, no existe ese reconocimiento de condición de víctima hacia la madre, a pesar de la existencia de esta relación de control, extorsión y sometimiento machista.
En las consultas que llegan a la asesoría jurídica de FAMS, sean por temas de familia, de derechos laborales, de prestaciones sociales, de vivienda, de reconocimiento de la monoparentalidad o directamente por temas de violencia de género en el seno de la pareja o ex pareja, se aprecia que las madres se encuentran en situaciones en las que se vulneran sus derechos por el machismo con el que se las trata como mujeres y madres.
De forma generalizada, las mujeres monomarentales sufren una violencia institucional, una violencia que proviene, precisamente, del organismo que debe garantizar el acceso a sus derechos. La falta de reconocimiento deestas familias supone la ausencia de sensibilización de la sociedad hacia este modelo familiar. En términos específicos, se traduce en juzgados que establecen la obligatoriedad de custodia compartida aun cuando existe ejercicio de patria potestad únicamente por parte de la madre, largos procesos de denuncia y falta de interés en la tramitación de estos casos, profesionales impregnados de prejuicios hacia la madre soltera y en ámbitos laborales, una falta de sensibilización en términos de conciliación y flexibilidad de trabajo a estas madres. Los prejuicios se repiten en el ámbito educativo que no termina de ser inclusivo afectando a los niños y niñas de estas familias.
Ante esta situación, FAMS plantea una solución clara: un marco regulador que contemple a las familias monoparentales y una visibilización y sensibilización sobre este modelo familiar en las instituciones y distintos ámbitos profesionales, para así conseguir una corresponsabilidad social hacia este modelo familiar cada vez más creciente -las familias monoparentales representan el 24% de las familias con menores a cargo- encabezado en más del 80% por mujeres.
Un año más, FAMS se adhiere al manifiesto del 25N, convocado por Foro Madrid contra la Violencia hacia las Mujeres y el Consejo de las Mujeres del Municipio de Madrid, que confirma que: “Cuando un Estado se muestra incapaz de impedir la violencia contra las mujeres está permitiéndose que se vulnere el principio de igualdad y de ciudadanía. Así que de esta forma normaliza la violencia sistemática contra las mujeres, lo que constituye un crimen contra los derechos humanos universales”.